Tuesday, February 18, 2014

Yo mantuve un silencio de más de veinte años





He estado intercambiando correos electrónicos hace un tiempo con el poeta y escritor español Manuel Lacarta, quien publicó en 2012 su obra Así es la vida (que pueden leer online en este link) y también recientemente Margot en la Plaza de Castilla.

Buscar la inspiración, ser escritor en estos tiempos y como sobrellevar la escritura son algunos de los temas que muchas veces tocamos, pero esta vez decidí condensarlo todo en una pequeña entrevista virtual, que pueden leer a continuación aquellos interesados en cultivar esta vocación tan bonita y ardua.

¿Cómo buscas la inspiración para escribir?

MANUEL LACARTA.-  Yo no tengo en eso una postura activa; las más de las veces, me dejo llevar, convencer. La motivación es siempre externa a mí. Casual. Nunca buscada. Me muevo en el terreno de los hallazgos. Acepto que para ser escritor hay que tener una sensibilidad especial, particular; fuera de eso, se dan días buenos y días malos. Momentos tontos e instantes deliciosos. Pero, yo tengo pereza a buscarlos. Los unos y los otros. Vienen o no vienen.

¿Cuántas horas al día dedicas a escribir? ¿Tienes alguna rutina especial para ello?


M. L. – Soy bastante trabajador, sí; pero no un oficinista. Cuando estoy con un libro, en un libro, me absorbe por completo. El escribir jamás me resulta rutinario. De serlo para mí, no lo haría.

¿Cuáles crees que son las habilidades que debe de tener un escritor, además de talento?


M. L.  –Yo no hablaría de habilidades. Es necesaria una buena formación de base. La mayoría de los libros que se publican están, simplemente, mal escritos. Son de escritores que ignoran algo tan básico como saber redactar. Hay además que leer mucho; vivir, un poco. Reflexionar. Esas cosas. El talento es un añadido.


¿Crees que aún hoy en día es posible vivir dedicado solamente a escribir?


M. L. – Dificultoso. Sin duda, supone en lo personal una apuesta arriesgada.

Algunos escritores sufren un bloqueo. ¿Te ha pasado alguna vez? ¿Recomiendas algo para solucionarlo o evitarlo?


M. L. –Eso ya lo hemos hablado tú y yo, Camila, fuera de aquí.  En la tarea de escribir, hay muchos momentos de vacío. Yo mantuve un silencio de más de veinte años entre  34 posiciones para amar a Bambi y El tipo del espejo. Cierto que escribí y publiqué otras muchas cosas, pero no poesía. Cuando no hay que estar ahí, ¡pues no se está! Lo absurdo es querer asomar por la ventana. No es imprescindible ser escritor ni escribir. Poeta ni publicar. Lo más lamentable es obnubilarse. Se cae en la obsesión. En un pozo.

¿Cómo piensas que se pueden atrapar más lectores (especialmente de poesía) cuando la mayoría de las personas no tienen el tiempo para leer o, si lo tienen, lo dedican a otro tipo de entretenimiento?


M. L. –Me da miedo eso. Tender una red para pescar lectores. Especialmente, de poesía. Aunque supongo que para que para que la gente lea, hay que enseñar a leer y motivar a la lectura. Sin imponer, claro. Desde la escuela. No es, por supuesto, un problema del escritor. No debe de serlo.

Monday, January 27, 2014

En las estrellas




Hoy traté de salir y fue imposible. El viento no me dejó ver la calle ni el resto del camino. Seguí rodando por un rato más y así continué hasta que pude ver el otro lado. Ya sabía de la vida y sus obstáculos, así que busqué la voz de Dios dentro de mí. Cerré los ojos y pensé en las estrellas que había visto esta madrugada. Traté de escuchar  el silencio y de concentrarme solo en eso. Luego respiré profundo y pude descansar en sus palabras. 


*Foto: Ontario, Canadá

 .

Thursday, December 12, 2013

Buscando la salida



A veces es difícil evadir los pensamientos porque así como vienen, te envuelven y atrapan y por momentos parece imposible escapar de tu propia mente, pero luego todo vuelve a ser claro otra vez y es ahí cuando entiendes que siempre supiste que saldrías de ese laberinto que tu mismo imaginaste y que el tiempo que pasaste en él fue necesario para volver a encontrar la salida.


*Foto: Hampton Court Palace, U.K.





 

Monday, November 25, 2013

Ser inmigrante




Vivir una experiencia diferente. Salir de la rutina. Aprender a patinar, a pintar, a ejercitarte, a reciclar. Conocer más personas de las que imaginaste. Comparar y pensar en lo que dejaste atrás. Tener momentos de completa seguridad sobre los sueños realizados y otros de duda y reflexión que te siguen persiguiendo. Sentir que es un logro poder comunicarte cada día. Aterrarse por no tener un celular. Volver a recordar momentos de un pasado que habías olvidado. Pensar en ese lejano edificio, en esa montaña azul que veías todos los días o en como la simple brisa era diferente. Saber que en la calle no encontrarás nada tan familiar hasta que la rutina te haga adaptarte.

Sentir que no perteneces ni aquí ni allá y que la tierra fue creada por Dios para todos, pero que los seres humanos se inventaron las barreras, los patriotismos y la necesidad profunda de atarse a una bandera para quizás sentirse identificados o para seguir llevando a cuestas la historia y cultura de algo que no sé si somos. Antes pensaba que era de un país, ahora no soy nada de eso. Soy del mundo y nada más.


*Foto: En algún lugar de Montreal.



Thursday, October 17, 2013

Otra vez se acaba octubre




Disfruto el tiempo como una buena canción, saboreando un buen libro, recordando quien era yo. Han pasado muchos años y no quisiera perderme en el olvido. Encuentro fragmentos de cuentos sin concluir o pedazos de cosas que nunca se asentaron, ni tuvieron forma, pero que en su momento fueron luz y fueron todo. Ahora es otra vez octubre y los segundos no nos dan espera para seguir abrazando el presente.


*Foto: Parc Marie-Victorin



Tuesday, September 10, 2013

Sobre Dios y las oficinas





Hoy leí en Linkedin el famoso discurso de Bryan Dyson, ex Presidente de Coca Cola que supongo todos ya conocen (para aquellos que no lo han leído pueden verlo completo en este link), y me quedé pensando en este fragmento: Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo…crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.

Estoy completamente de acuerdo en esta última parte, sin embargo me pregunto cómo se trabaja para desarrollar la vida espiritual si estamos inmersos en la vida material? Buscando quizás a Dios en las noches oscuras y difíciles? Asistiendo a grupos de oración? Donando toda la ropa que puedas. Dando de comer a los que no tienen. Levantándote todos los domingos a preparar comida para niños pobres o visitando enfermos y ancianos.

Otros piensan: no hay que ir tan lejos. Solo hay que remontarse a lo simple: ser bueno con todas las personas, tolerar sus defectos, sonreír, aceptar el destino que escogiste o que se presentó en el camino, apreciar los atardeceres. Me remonto a mi vida laboral y me cuestiono. Cuáles han sido hasta ahora mis aportes a la humanidad? Los días pasaron tan efímeros y lo que me perturbaba hace cinco años ya hoy no lo recuerdo. Elegí una carrera y trabajé en ella. Pasé horas en oficinas o trabajando desde la casa. Fui feliz por mis logros. Sentí adrenalina por los nuevos retos o por el afán de terminar algo a tiempo. Ayudé a los que pude y así se me fue parte de la vida y no saqué el tiempo para cultivar mi espíritu o quizás si un poco, en aquellos momentos en que me sentí oprimida o cuando desde mi escritorio me alejaba mentalmente de todo lo que estaba a mi alrededor y trataba de escuchar, muros más allá, algún pájaro que cantara y lo imaginaba tan libre volando por el cielo y entonces pensaba en Dios ahí, cerca de él y de toda la belleza. Luego volvía a la realidad: reuniones, conflictos laborales, sobresalir, destacarse. Todo lo que está lejos de lo simple.

Me culpo a mí y a la manera en que vivimos o nos toca vivir. Éxito, desarrollo profesional y todo eso. Cada día me levanto pensando en cómo haré para cambiar mi sistema de vida. Vienen mil pensamientos extraños, pero nada concreto. Lo más sencillo parece ser resistirse, y seguir condenada a adaptarme mientras lo eterno se siga haciendo más real.

*Foto: Pinar del Rio, Cuba.